[2Min] Babylon: Capítulo 3.

Capítulo 3: Compras.

A tan solo una semana de navidad y año nuevo las tiendas comenzabas con sus ofertas y el público gastaba y gastaba en regalos, mobiliario, decoración y lo que hiciera falta para pasar un fin de año memorable. Era época de celebración, prosperidad y recuerdos, y las calles cubiertas de nieve se abarrotaban de luces navideñas y mensajes de esperanza.
Ya habían pasado dos semanas desde la salida a Babylon y Minho junto con Key hacían las compras necesarias. Unos cuantos adornos para el árbol que esperaba en casa y algunos obsequios para los amigos.
Key se había quedado más de lo necesario al interior de una boutique escogiendo una chaqueta para JongHyun, le gustaba regalar cosas costosas y únicas sobre todo si se trataba de sus cercanos, en este caso, su mejor amigo. Minho por el contrario era un chico más tradicional, le gustaban las cosas simples y significativas, es por ello que pensó mucho en el regalo de Key. Estaba entre un morral hecho a mano y un pijama con estampado de ovejas. Estaba a punto de decidirse, mientras Key inspeccionaba la tienda de al lado, cuando una mano le quito ambos objetos.

– Estás loco si piensas regalarle algo como esto a Kibum – JongHyun había aparecido a su lado y miraba con asco el morral y el pijama -. Aunque si son para ti podría entenderlo – agregó con una sonrisa burlona.

– Y tú de donde saliste – le quitó ambas prendas.

– Solo cotizo lo que compraré en un par días – contó -. Y no será parecido a eso – dijo mientras señalaba las cosas de Minho.
El alto se sintió avergonzado por su comentario.

– ¿Son muy feas? – preguntó bajito.

– ¡¿Qué si son feas?! – exclamó el otro -. ¡Son horribles! Anda.. – dijo empujándolo -. Devuelve todo antes que Kibum se entere de las cosas feas que querías regalarle.

Minho lo miro ceñudo, JongHyun era un exagerado, pero tenía razón, eran regalos demasiado simples para Key, seguro se los tiraba por la cabeza si los veía. Dejó ambas prendas donde estaban y miró a su alrededor.

– Aquí no encontraras nada para él – anunció mientras tomaba un pañuelo café hecho de lana -. Tienes que ir a esas tiendas grandes, con ropa exclusiva, de diseñador.

– Eso me va a costar un ojo de la cara.

– Que importa, se trata de tu novio – lo miró serio. Minho le devolvió la mirada -. Aunque… siempre puedes comprar algo de imitación – musitó y dejó el pañuelo en su lugar.

– Eso sería suicidio.

Ambos chicos rieron.

– Que costoso sale tener un novio como Key – bromeó Minho, JongHyun a su lado le golpeó la cabeza.

– No hables mal de mi amigo.

– No lo hago – dijo sobándose la cabeza.

– Te estás quejando de él.

– ¿Y qué? Lo que dije es cierto.

JongHyun hizo un mohín y le dio otro golpecito antes de la salir de la tienda.

– Infantil – musitó Minho y salió tras él -. Bueno señor “sabelotodo con respecto a Key” ¿De qué manera debería sacrificar mi bolsillo para hacer feliz a mi novio? – la pregunta la hizo con ironía.

El chico afuera le miraba con el ceño fruncido. Echó un vistazo hacia ambos lados de la acera antes de acercarse a su oído y contestarle.

– No te diré – se alejo dos pasos y le sonrió -. ¿No eres su novio? Averígualo tú solo.

Estaba por alejarse cuando la voz de Key lo hizo girarse.

– ¡Miren nada mas a quien tenemos aquí! – exclamó, se acercaba a los chicos con una bolsa de compra en cada mano -. ¡Don Exhibicionista en persona! – se burló. Le extendió una bolsa a Minho y le regalo una tremenda sonrisa maliciosa a su mejor amigo.

– No empieces con eso – musitó JongHyun, el comentario le había desagradado -. Qué vergüenza – se llevó una mano a la cabeza y miró hacia cualquier lado, notoriamente apenado por algo. La risita de Minho le hacía sentir aun mas avergonzado, ¡Maldita la noche en que conoció al tal Richy!

– Será tu karma por siempre – le molestó Minho.

– Mmmm.. haber – dijo Key inspeccionando a su amigo y levantándole el suéter que traía puesto -. No te olvidaste de la ropa interior ¿O sí?

JongHyun miraba enfadado como ambos chicos se burlaban de él. Sus risas no le estaban a ayudando a superar lo de hace dos semanas. Vaya par de amigos.

– Vamos, vamos.. – dijo Minho -. No te enfades, bromeamos.

– Solo olvídenlo ¿quieren?

Minho y Key se miraron.

– ¡Imposible! – exclamó Minho.

Flash Back

– ¡Es aquí! ¡Es aquí! – chilló Key, llevaba el pelo revuelto y vestía una atuendo que extrañamente no combinaba -. Dobla aquí, es en la esquina – decía mientras le indicaba el camino a Minho.
El más alto, que iba a una velocidad considerablemente alta, dobló de forma brusca y siguió la calle a hasta la esquina siguiente -. Por dios que no le haya pasado nada grave – rezaba Key, estaba preocupado.

– ¡Allí está la estación! – avisó Minho. Su copiloto miró por la ventanilla y efectivamente, allí estaba la estación de policías. Habían llegado.
Minho estacionó el coche en la entrada y bajo rapidísimo, lo mismo Key. Ambos vestidos con extraños atuendos, claramente lo primero que habían encontrado, ingresaron en la estación y casi corrieron al mostrador donde los atendió una policía.

– Kim JongHyun – balbuceó Key -. Recibimos su llamada, está aquí.

Minho lo abrazaba por los hombros intentando tranquilizarlo, su novio casi se había aventado sobre el mostrador cuando la policía dijo que esperasen un momento.

– Jjong, Jjong, Jjong.. – repetía Key abrazado a Minho.

– Tranquilo – susurró. El más alto hecho un vistazo, y para ser las 4:30 de la madrugada, el lugar se encontraba bastante activo. Policías iban y venían con diversos sujetos esposados, ya sea porque estaban ebrios o golpeados. Seguro se trata de las típicas peleas callejeras, pequeños delincuentes que armaban alboroto durante las noches y luego se dedicaban a beber y a emborracharse. Un espectáculo típico en la gran cuidad de Seúl. Aunque Minho, ahora que lo pensaba mejor, si JongHyun estaba allí era por algo parecido -. Ahh… Jjong babo… – suspiró -. ¿Qué hiciste esta vez?

En ese momento la policía volvía a hablarles.

– Kim JongHyun – dijo leyendo una hoja -, detenido por exhibicionismo y perturbación del orden público. Según la ley no es un delito que deba pagarse con días de cárcel – explicaba -, pero si debe pagar una fianza de quinientos mil wons y cumplir con tres meses de servicio comunitario.

Pasó un largo minuto antes de que Minho o Kibum pudieran decir algo. Si no es porque la mujer tosió de forma disimulada los chicos siguen petrificados.

– ¿Exhibicionismo? – repitió Key. Había algo que no cuadraba en lo que dijo la policía y lo que les había dicho JongHyun por teléfono.

– ¿No les dijo el detenido que le trajeran algo de ropa? – preguntó la mujer. Ambos chicos negaron con la cabeza.

La policía se levantó de su asiento y salió del mostrador, camino hacia uno de sus colegas en la entrada y le comunicó algo. Cuando la mujer regresó les indicó que el policía los guiaría hasta JongHyun. Minho medio perturbado, siguió al policía por la estación tirando de la mano de Key. Su novio se encontraba igual o más desconcertado que él.
El fornido hombre de traje azul marino, los guió por un pasillo. Al llegar al final apuntó a una pequeña celda en el fondo.

– Allí –señalo y se dio media vuelta para dirigirse a ellos -. Tienen diez minutos – anunció antes de retirarse. Los chicos asintieron y caminaron hacia dicha celda. Una vez frente a los barrotes Key se agarró de ellos y susurró el nombre de JongHyun en voz baja. En la penumbra del cuartucho una figura se movía.

– ¿JongHyun? – repitió Key y la figura volvió a moverse.

– ¡Pueden encender la luz! – exclamó el oficial desde la lejanía -. ¡Se encuentra a un costado!

Minho a un costado de los barrotes divisó el interruptor y no dudo en oprimirlo.

– ¡No! – gritó una voz desde adentro de la celda. Pero ya era demasiado tarde. Las luces se habían encendido y habían dejado a un desnudo JongHyun a la vista.

– ¡JongHyun! – exclamó Key horrorizado. El chico en cuestión solo atinó a cubrirse con las manos sus partes íntimas y a sonreír de manera nerviosa.

– Ho-hola chi-chicos – saludó terriblemente avergonzado.

Minho estallaba en carcajadas mientras que Kibum se preguntaba que había hecho mal para tener a semejante babo como amigo.

Fin Flash Back

– Esos recuerdos no los cambio por nada – espetó Minho.

– ¡Ya! ¡Richy imbécil! ¡Te odio! – gritó JongHyun al aire. Las personas que caminaban por la acera se quedaron viendo el espectáculo -. ¡Que me ven! – les ladró.

– Ya cálmate – Key le palmeaba un hombro -. No fue tu culpa – dijo riendo.

– ¡Claro que no fue mi culpa! – exclamó -. Si hubiera sabido que el maldito estaba casado, no me voy a su casa.

Minho se tapó la boca con una mano para que su risa no explotara.

– Oh, vamos – musito Key y le dio un golpe en la espalda a su amigo -. De todas formas te hubieras acostado con él – se burló. JongHyun frunció el ceño -. Me sorprendió enterarme de que Richy estaba casado – habló más para sí mismo que para los demás -, y con una mujer…. Wooow… y yo que pensé que era una pasiva sin remedio – rió con sus propio chiste.

– Pasiva o no, no le costó nada echarme por la ventana cuando llego su esposa – JongHyun se había cruzado de brazos y bufaba molesto.

– Yo creo que fue mala suerte – comentó Key -, solo tú puedes encontrarte de frentón con una patrulla policial mientras huías a casa con lo puesto… – meditó -, bueno en realidad, sin nada – rió.

– Son los riesgos de vivir una…. aventura – dijo Minho mirando de soslayo a Key. Su novio era lo bastante listo como para captar las indirectas en el aire, pero lo ignoró.

– Aunque… aun no entiendo porque esa noche no me llamaste a mi – habló Key aparentando tristeza -. Soy tu mejor amigo.

– ¡Por lo mismo! Conociéndote… te burlarías de mi por siempre…

– Omo.. qué bien me conoces – comentó Key abrazándolo.

– Y se suponía… que Minho no te diría nada – JongHyun fulminó al más alto.

– ¿Qué querías que hicieras? – se encogió de hombros -. Estaba al lado mío, escuchó todo lo que me dijiste por teléfono.

– En fin – suspiró -. Atesórenlo porque jamás volverán a verme en una situación igual.

– Hasta que conozcas a otro sujeto – murmuró Minho.

– ¡Ya! ¡Corten el rollo! – exclamó.

Entre risas, burlas, bromas… y más risas, pasó la tarde de ese día viernes. Los chicos siguieron el tema de la detención de JongHyun por un buen rato ya que había sido el escándalo del mes entre sus conocidos. Y es que las aventuras del apuesto moreno nunca pasaban desapercibidas, siempre tan subidas de tono y siempre igualmente escandalosas. Aunque en esta última, se había visto perjudicado. El bochorno había sido de primera. La “aventurilla” con Richy le había costado.

– ¿Cuándo volveremos a Babylón? – preguntó Key mientras abría la puerta de entrada del departamento.

– No pienso ir allí en un buen tiempo – contestó Minho. Se apresuró a entrar y dejar todas las bolsas de compras sobre el sofá.

– Tengo entradas para hoy.

JongHyun los había acompañado y al igual que Minho dejaba algunas bolsas de Key en el sofá.

– ¡Minho, vamos! – exclamó su novio.

– No – contestó seco -. Estoy muerto, además hoy tengo la cena con el gerente Mong.

– ¿Hoy? ¿Trabajarás hoy? ¡Es viernes! – exclamó y agito los brazos como si lo dicho por Minho fuera una locura.

– Exacto, es viernes, aun no es fin de semana y mis horas de trabajo no terminan.

– Te compadezco – Jjong le daba golpecitos en la espalda.

En un abrir y cerrar de ojo Kibum se había prácticamente amurrado. JongHyun le había ofrecido ir con él a Babylon de todas formas, pero rechazó su oferta con dramatismo y molesto fue a encerrarse en su pieza. Conociéndolo, se iba a quedar allí un buen rato.

– Ya se le pasara – avisó Minho. Comenzaba a sacar algunas cosas de las bolsas.

– Las rosadas no las toques – le dijo Jjong -. Ya sabes, regalos de Key. Minho asintió y se dedicó a ordenar sus compras.

– Me tengo que ir en menos de una hora, si quieres te quedas y convences a Kibum de ir contigo – comentó mientras tomaba un par de bolsas y las llevaba a la cocina. Jjong lo siguió -. Le gustó ir a ese lugar y… no quiero que se quede aquí amurrado sin hacer nada.

– ¿Cómo la mayoría de los viernes? – preguntó. Minho dejó las bolsas y lo miro con seriedad.

– Ya sé que no soy un muy buen novio en ese sentido, pero es mi trabajo – se defendió -. Espero lo entiendas como lo hace Kibum.

– Oh, si… lo entiendo – ironizó -, lo entiendo perfectamente, igual que Kibum, es por ello que ahora está encerrado en su pieza medio molesto.

– Demonios, es mi trabajo, que quieres haga.

Minho vaciaba las bolsas y guardaba el contenido comestible en la nevera, todas sus acciones con una pisca de enfado.

– No es solo el trabajo – agregó JJong y lo miró con más concentración que nunca. Minho se detuvo para prestarle toda su atención.

– ¿A qué te refieres?

JongHyun siguió con su mirada de “ya sabes a lo que me refiero” y Minho en realidad si sabía a lo que se refería, pero era un tema hablado ya tantas veces que le molestaba que siguiera saliendo a colación.

– Ya sé que no soy un chico muy divertido si de fiestas se trata, reconozco que no me gusta salir mucho a lugares como… Babylon… – pronunció la palabra como si fuera algo amargo -, no soy de esos, Kibum lo sabe, Kibum así me conoció.. y Kibum así me quiere – finalizó y volvió a su tarea de guardar los víveres.

– Pero uno se cansa ¿sabes?

Minho suspiró. No tenía ganas de seguir escuchándole. Era el mejor amigo de Kibum, pero no el suyo. ¿Qué hacía allí hablándole de su relación y sermoneándole?

– Deberías dedicarte a mimar más a tu novio que a lo regordetes sujetos con los que trabajas.

Minho dejó las bolsas y se giró para observarlo sin ninguna expresión en sus ojos.

– ¿Tu serías un buen novio cierto?

Un extraño silencio, que duro más de lo presupuestado, acompañó a la pregunta de Minho.

– No – contestó JongHyun -. Yo soy su amigo, y un buen amigo lo que hace es cuidar del otro – exhalo fuerte y desvió la mirada -. Es una pena que te tomes las cosas así.

Era raro ver a JongHyun en esa faceta tan seria y madura. Pero cuando de Kibum se trataba el chico podía llegar a ser todo lo humano que no es en su vida diaria.

– Lo siento – murmuró el alto -. Es que me dices todas estas cosas que ya sé pero… – se revolvió los cabellos apesadumbrado -, no puedo hacer nada. Es mi trabajo.. y es mi forma de ser.

– Uno siempre puede cambiar.

Minho suspiró y su mirada se encontró con el reloj en la pared.

– Es tarde – anunció -. Debo alistarme.

JongHyun asintió y bajó la mirada. Minho tenía ganas de decirle algo para dejarlo tranquilo. Entendía la preocupación por su amigo y entendía que lo estuviera regañando por ello. Pero el tema no tenía vueltas. No dejaría su trabajo y no dejaría de ser quien es para cumplir los caprichos de Kibum. Sabía que Key era de la clase de chicos fabulosos que se la pasaba en fiestas y reuniones sociales de gran clase, así lo conoció y así le gusto. Pero él no era tan así y Kibum lo supo de un principió. Era consiente de que hacía sufrir a su novio al no compartir todas aquellas entretenidas salidas con él, pero es que él no era así. Estaban bien las fiestas y los lugares glamorosos, pero Minho era el tipo de chico que prefería una romántica cena en la playa o que simplemente se quedaran en casa viendo una película rodeados de palomitas de maíz. A Kibum le gustaba la tranquilidad y simpleza de Minho y a Minho le gustaba la extravagancia y divosidad de Kibum. Polos opuestos que se atraen como imanes pero que se desmoronan con el tiempo por la falta de cosas en común. Lamentablemente una relación así siempre termina en… rutina.
Minho solo esperaba que no les sucediera eso.

– ¿Te quedas con él por esta noche por favor? – pidió el alto. Sacó su billetera y de adentro tomó un par de billetes -. Salgan, llévalo a alguna parte, cenen, vean películas.. lo que quieras – le extendió el dinero.

JongHyun en otro momento se hubiera sentido ofendido. Pero el rostro de Minho se veía tan apenado que cogió el dinero y le prometió que cuidaría de su novio. Lo distraería y lo llevaría a lugares divertidos.

– Gracias – musitó -. Te lo debo.

JongHyun le palmeó la espalda dejando atrás la parte densa de la conversación y volviendo a ser el mismo sujeto atrevido y sonriente de siempre.

– No te preocupes, déjamelo a mí, ya se me ocurrieron un par de cosas que se a Kibum le encantaran.

Minho le sonrió aunque no muy convencido. Solo esperaba que no llevara a su novio a algún cabaret o prostíbulo de mala muerte.

– Bien.. me voy a la ducha – anunció dispuesto a abandonar la cocina.

– Oh.. Minho… por cierto – habló Jjong -. Esa noche, en Babylon, una chica preguntó por ti.

El alto levantó una ceja.

– ¿Una chica?

– Si – afirmó -. Le preguntó por ti a Richy.

Minho frunció el ceño e hizo memoria de esa noche. “Puede ser…”

– ¿Cómo era? – preguntó interesado.

– Mmmm… – JongHyun entrecerró los ojos, buscaba la respuesta en su cabeza -. Delgada, cabello claro, mmm… no recuerdo muy bien, estaba bebido, ella habló con Richy, entre lo que conversaron escuche tu nombre.

– ¿No escuchaste nada mas?

– Mmmm… no – se cruzó de brazos -. Dejó un papel, creo que con su número de teléfono, pero se lo dio a Richy.

Minho que estaba muy atento también se cruzó de brazos y meditó un momento.

– ¿Una antigua amiga? – preguntó JongHyun suspicaz -. ¿Antigua novia? ¿Ligue de una noche? – dijo picándole las costillas con un dedo.

– Nada de eso – replicó Minho fingiendo molestia -. Ni idea de quién pudo haber sido.

– Quizá una chica que se había interesado en ti.

Minho lo pensó, si se trataba de la misma… ¿Qué hacía preguntando por él? ¡Había dejado hasta su teléfono! ¿Es posible que haya sido una antigua conocida? Quizá alguien del instituto…. Imposible, Minho lo hubiera recordado.

– Espera que se lo mencione a Kibum – advirtió Jjong ordenándose el cabello -, como se pondrá cuando sepa que andas de matador con una chica.

Minho rió y le dio un golpecito en el hombro. JongHyun se sonrió y salió de la cocina.

– Bueno ya sabes… – habló el más alto -. Me lo cuidas bien.

– Claro… ve a tu fomedad de trabajo tranquilo.

Minho le hizo un mohín pero JongHyun ya estaba echado en el sillón espiando el contenido en las bolsas de Key, no le hacía caso.
“¿Cual será el mío?” fue lo último que Minho escuchó antes de entrar al cuarto de baño. Debía alistarse rápido si quería llegar a tiempo a su cena de negocios. Se le habían ido varios minutos hablando con JongHyun y aun le faltaba por arreglar los documentos correspondientes que debía llevar.
Mientras se quitaba la ropa, en su mente enumeraba las cosas para la reunión. Rememoraba los puntos que se iban a tocar y los temas de conversación que debía incluir.
Entró en la ducha y el agua tibia fue un estimulante para su cerebro. Repasó con rapidez todo lo referente a la reunión y fue así como su mente divagó por la conversación recién tenida con JongHyun hasta lo último que le había mencionado. Aun bajo el agua de la ducha abrió los ojos pensativo.
Esa chica… le intrigaba.

CONTINUARA~~~

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